La investigación encuentra compuestos, como el etanol, que no figuran en las etiquetas de los productos usados de forma habitual .
Tatuar es una práctica milenaria. La momia de Ötzi, los restos del hombre hallado en 1991 en el valle de Ötz (Austria) 5.300 años después de su asesinato a golpes y flechazos, presentaba 61 perforaciones de la piel rellenadas con cenizas de carbón vegetal, según la investigación del director del Instituto para Momias y el Hombre de Hielo, Albert Zink, publicada en Journal of Cultural Heritage. La decoración ornamental, sentimental, ritual, identitaria o supersticiosa de la piel ha experimentado un auge (entre el 9% y el 30%, según países). Pero, aunque las autoridades sanitarias vigilan la composición de esos sustitutos del carbón vegetal ancestral, algunos de sus componentes escapan a los análisis convencionales. Un equipo de investigadores de Binghamton, la universidad estatal de Nueva York, ha analizado un centenar de tintas de tatuaje habituales y hallado ingredientes que no figuran en las etiquetas y partículas potencialmente perjudiciales.
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